Proyecto
En 1952, Harland Sanders, un emprendedor de 62 años, abre una cadena franquiciada de pollos fritos, usando una vieja receta de marinado con 11 especias. Había nacido Kentucky Fried Chicken. Esta es una historia ejemplar de un emprendedor que, a pesar de su edad, en lugar de retirarse a disfrutar de sus ahorros a Florida, decide invertirlos en una vieja idea de un negocio sencillo, que había acariciado durante años, y en el que se embarca en su madurez, para lograr crear la que sería la segunda cadena de restaurantes más grande del mundo, todo ello partiendo de una simple receta de pollo en el lugar más remoto de los Estados Unidos.
Nosotros hemos descartado la idea de abrir una freiduría de pollos en Riazor, pero decidimos liamos la manta de emprendedores a la cabeza e iniciar una aventura empresarial que girar en torno a una de nuestras pasiones, el vino.
Quienes somos

Bodegas El Mero, somos María García y Gabriel Méndez (en este orden en la foto) ambos ingenieros de caminos con una dilatada carrera de más de 30 en el mundo de la ingeniería y de la construcción.
Somos, además, la primera generación de una bodega familiar de aún poco pasado pero con un gran futuro.
Nuestro primer contacto con el mundo del vino y las vides llegó a través de nuestro amigo y compañero de universidad, José Ángel Laguna, quien poseía unos viñedos y una pequeña bodega familiar en Jubera (La Rioja). José Ángel nos invitaba frecuentemente a visitarlo, lo que nos permitió disfrutar de inolvidables veladas y participar esporádicamente en algunas de las labores de su viña. Desde entonces, de manera periódica, José Ángel nos sugería que fuéramos a La Rioja para comenzar nuestra propia bodega. Sin duda, todo llegará.
La pasión por el vino creció gradualmente en nosotros, inicialmente como simples aficionados y consumidores, pero con el tiempo de forma cada vez más activa. En los últimos 20 años, hemos dedicado varios viajes familiares a conocer diferentes zonas vinícolas, comenzando en España y luego extendiéndonos por todo el mundo. Inolvidables viajes a Alsacia, Burdeos, Rosellón, Loira, Provenza, Toscana, Sicilia, Oporto, Viño Verde, sureste de Australia, Napa Valley, Niagara, Rhin, Mosela, entre otros. Incluso en destinos donde el vino no es una tradición tan arraigada, como Bali, Nepal o la India, siempre encontramos alguna bodega que cultivaba vides y elaboraba vino.
Este recorrido por viñedos y bodegas nos ha ido formando y transformando. Si bien, en nuestros primeros años, solíamos visitar bodegas más comerciales, con el tiempo nos inclinamos por explorar proyectos más pequeños y singulares. Fue así como, con el paso de los años, esa pasión se convirtió en un deseo profundo de emprender algo propio, y fue entonces cuando empezamos a soñar con nuestra propia bodega.
Al final, tanto fue el cantaro a la fuente que se acabó rompiendo, y nos dimos cuenta de que la vida que veíamos reflejada en esas pequeñas bodegas era precisamente la que queríamos para nosotros. Así nació el proyecto de Bodegas El Mero.
Dónde, por qué y cómo
Para encontrar la respuesta, nos planteamos tres principios que debían guiar nuestro proyecto. El primero, que el lugar fuera atractivo y que realmente nos conquistara, ya que, aunque el vino es una parte fundamental de nuestras vidas, no nos veíamos viviendo en el desierto de Atacama. El segundo principio era la innovación, entendida como la capacidad de aportar algo nuevo al mundo del vino. Sabíamos que no sería fácil en un sector tan consolidado y maduro como este, pero estábamos decididos a marcar la diferencia. Y el tercer principio, no menos importante, era la sostenibilidad, buscando un equilibrio entre la sostenibilidad medioambiental y la financiera.
A lo largo de los últimos años, hemos ido cerrando el círculo de esta búsqueda. Comenzamos descartando la opción de participar en proyectos ya establecidos, para, luego, definir el tipo de vino que queríamos crear: blancos de corte atlántico de alta expresión. Posteriormente, descartamos regiones que, aunque interesantes, consideramos ya saturadas de proyectos innovadores. Finalmente, nos centramos en encontrar una zona que pudiéramos desarrollar, donde pudiéramos trabajar con variedades desconocidas para el mercado, pero con un enorme potencial enológico.
¿Dónde y por qué?
Después de mucho reflexionar, nos dimos cuenta de que la solución estaba justo delante de nuestras narices, a tan solo unos kilómetros de nuestra ciudad: el alto potencial vinícola de las Mariñas Coruñesas y las Tierras de Betanzos.
Betanzos fue, en el pasado, una zona vinícola de gran renombre. Sin embargo, no logró superar las diversas crisis que afectaron la economía del vino en los siglos XIX y XX, lo que llevó a su casi desaparición. La población de la zona, buscando nuevas oportunidades, se volcó en otros cultivos o abandonó directamente el sector primario. A pesar de todo, las condiciones naturales de Betanzos siguen siendo excepcionales. La región conserva características climáticas que la hacen particularmente adecuada para el cultivo de la vid a pesar de su latitud. Además, el cambio climático, lejos de perjudicarla, ha ido mejorando aún más su idoneidad para la viticultura.
A este factor natural se añade el esfuerzo incansable de algunos viticultores locales, quienes han logrado mantener vivos pequeños viñedos con cepas viejas de variedades autóctonas y otras adaptadas a lo largo de siglos. Variedades como el blanco legítimo, el agudelo y el godello, que poseen un enorme potencial para la producción de vinos de alta gama.

¿Cómo?
El gran reto viene de la falta de implantación vinícola de la zona. Los viñedos existentes en la comarca no suman más de un par de decenas de hectáreas, en plantaciones minúsculas y diseminadas, con macos de plantación que no permiten la mecanización, y con variedades mezcladas que dificultan el manejo de las labores de campo y con un número importante de vides de menor valor enológico en esta zona (palomino, garnacha tintorera o mencía).
Esto nos convenció en hacer un proyecto a largo plazo, partiendo de cero y plantando nuevos viñedos, evitando los inconvenientes mencionados con anterioridad, pero preservando el corazón del pasado vitícola de Betanzos, sus variedades y su herencia genética.
Por ellos nos hemos lanzado a adquirir terrenos para plantar viñedos propios, y todas las plantaciones las hacemos y las haremos con vides provenientes de material vegetal y clonal de cepas viejas de la comarca de Betanzos.
En la actualidad tenemos cinco hectáreas que queremos ampliar hasta doce es esta primera fase de nuestro proyecto, que si tiene éxito continuará creciendo.
La primera plantación la hemos realizado en 2025, y nuestra primera elaboración será en 2028. Para entonces habremos construido una nueva bodega, funcional, versátil, modulable y arquitectónicamente respetable.
Nuestro primer vino saldrá al mercado en 2029.
Misión, visión y valores
En el mundo de la viticultura y la producción de vino, la identidad de una bodega es clave para asegurar su éxito y sostenibilidad a largo plazo. Contar con una misión, visión y valores claramente definidos no solo orienta las decisiones estratégicas de nuestra empresa, sino que también establece una conexión genuina con consumidores, colaboradores y la comunidad en general.
Misión
Nuestra misión es posicionarnos como un grupo integral de producción y comercialización de vinos de calidad, elaborados a partir de variedades singulares cultivadas en sus hábitats naturales. Buscamos ser líderes y una marca de referencia en el mercado español, especialmente en las variedades de blanco legítimo y chenín blanco, además de consolidarnos como el vino representativo de La Coruña.
Deseamos contribuir al desarrollo económico y social del mundo rural, asegurando que nuestro negocio sea sostenible, basado en el tejido social y empresarial de la Reserva de la Biosfera de las Mariñas Coruñesas y Tierras de Mandeo.
Visión
Nuestra visión es crear y hacer crecer nuestra empresa de manera orgánica, año tras año, generando valor y riqueza para nuestros accionistas y para todos los actores clave en nuestro entorno (trabajadores, empresas colaboradoras, la comunidad rural y nuestro concello). Lo haremos bajo criterios de rentabilidad y eficiencia, con el objetivo de ofrecer a nuestros consumidores la máxima satisfacción y placer con cada botella.
Valores
Para lograr nuestra visión, nos basamos en los siguientes valores:
Calidad:
Ser una bodega de vinos premium implica alcanzar los más altos estándares de calidad. Definimos calidad en términos objetivos, medidos a través de parámetros cuantificables. Todos nuestros procesos, desde la producción hasta la comercialización, son evaluados según criterios medibles para garantizar la máxima calidad en cada botella. El máximo nivel de calidad es aquel donde la utilización de recursos adicionales no mejora los parámetros cuantificables.
Accesibilidad:
Nos comprometemos a ofrecer vinos de alta calidad, elaborados con variedades de uvas singulares, a precios accesibles para los aficionados al vino. Además, nos aseguramos de comunicar los valores que respaldan nuestra producción y promover su presencia en canales de distribución que sean accesibles tanto para consumidores noveles como para profesionales y expertos.
Sostenibilidad:
Incorporamos la sostenibilidad en cada etapa de nuestra cadena de valor, siguiendo los principios de la agricultura sostenible y la sostenibilidad empresarial. La agricultura sostenible garantiza una cosecha segura, promoviendo ecosistemas saludables y gestionando de manera responsable la tierra, el agua y los recursos naturales, siempre equilibrando rentabilidad, salud ambiental y equidad social. Como parte de nuestro compromiso, nos certificaremos como operadores de producción integrada.
Gestión lean:
Aplicamos el principio de Lean Management, que fomenta la mejora continua. Cada acción dentro de la empresa se analiza con el objetivo de eliminar el desperdicio y maximizar el valor. Este enfoque nos permite optimizar nuestros procesos de manera constante, mejorando la eficiencia y reduciendo costos innecesarios. Esto incluye la inversión en tecnología, gestión eficiente, consultoría e innovación.
Crear tradición:
Nuestro objetivo es preservar y consolidar nuestro negocio como una empresa familiar, garantizando que perdure y se transmita a las futuras generaciones. Este enfoque nos permite ser ágiles y tomar decisiones rápidas, manteniendo siempre el toque personal que distingue a una empresa cercana y comprometida. La colaboración estrecha entre los miembros de la familia fomenta un ambiente de confianza, dedicación y continuidad, lo que se refleja en la calidad de nuestros productos y en el compromiso inquebrantable con nuestros clientes, colaboradores y la comunidad. Al mantener nuestras raíces familiares, no solo fortalecemos el vínculo con quienes nos rodean, sino que también aseguramos un legado de excelencia y responsabilidad que trascenderá en el tiempo.