
Blanco legítimo
El blanco legítimo (también conocido como branco legítimo en gallego) es una variedad de uva blanca autóctona del noroeste de España. Recibe diversos nombres según la región: en Galicia se le conoce como blanco legítimo en Betanzos, raposo en Barbanza, branco país en Negueira de Muñiz; en Asturias como albarín blanco en Cangas de Narcea y blanco verdín en Ibias. En las últimas décadas, su cultivo se ha extendido desde Asturias hacia Cantabria y León, donde actualmente se concentra la mayor superficie de cultivo.
Estudios genéticos realizados en los años 90 y 2000 confirmaron que todas estas denominaciones corresponden a la misma variedad. Además, se ha descubierto que su origen genético se remonta a la variedad francesa savagnin blanc, cultivada en la región vinícola del Jura, que a su vez desciende de la traminer alsaciana. Se cree que esta variedad llegó a la región a través de la ruta costera del Camino de Santiago, traída por monjes o peregrinos.

A pesar de ser una uva minoritaria, se adapta perfectamente a las condiciones climáticas frescas y húmedas del noroeste peninsular. En cuanto a sus características organolépticas, los vinos de blanco legítimo presentan un notable potencial aromático y un elevado grado alcohólico, generalmente superior a los 12 grados. Conservan su carácter terpénico, con aromas intensos y primarios, como miel y moscatel. Durante la vinificación, se realizan maceraciones en frío, lo que potencia los aromas cítricos y florales. Aunque tiene una buena graduación alcohólica, su acidez es moderada. En boca, los vinos son ligeros y de poca estructura, lo que lleva a mezclarla con pequeñas cantidades de otras variedades como agudelo en Betanzos, verdejo en León o albariño en Barbanza.
A pesar de su larga historia, la variedad estuvo al borde de la extinción debido a la filoxera y la preferencia por otras uvas más productivas. La cepa tiene un porte semierguido y sus racimos son cortos, de forma piramidal, pequeños y poco compactos. Las bayas son pequeñas, de forma circular aplastada y de color amarillo pálido, con un hollejo grueso. Es una variedad de ciclo corto, madurando antes que otras uvas, lo que la hace menos susceptible a las infecciones fúngicas y más resistente al botritis. Sin embargo, su productividad es muy baja.